sábado, 17 de octubre de 2009

Acuerdo “vyrorei”

http://www.abc.com.py/abc/nota/36545-Los-lectores-opinan/


El entorno de Lugo se esforzó en explicar que la “carta acuerdo de intención” firmada por Lugo con Ulisses Rodrigues Teixeira, ocultada por el Gobierno y publicada por ABC, que pacta la venta al Estado de 21.833 hectáreas de la estancia Paso Kurusu por 30 millones de dólares, no significa un “compromiso de compra”; es decir, no obliga a su adquisición.

En otras palabras, tras el escándalo suscitado por un fraude cuasi consumado en detrimento del Estado paraguayo, nos dicen: “un acuerdo nomás co es, no significa que vamos a comprar”.

Sin embargo, recordemos que la validez de los “acuerdos” fueron sobredimensionados por el mismo presidente. Claro ejemplo es el “acuerdo histórico con Itaipú”, como el propio Gobierno se cansó de presentar con fanfarrias a la carta de intención (mismísimo título que el papel firmado con Teixeira) suscripto por Lugo y Lula, para las reivindicaciones paraguayas en la binacional.

Cuando eso, el acuerdo era valioso. Cuando también algunos sectores cuestionaron la “efectividad real” del documento suscripto, pues para la implementación de los beneficios a favor de Paraguay el requisito indispensable era y sigue siendo la aprobación de los congresos de ambos países, Lugo señaló que se trataba de un “logro moral”, donde según él, lo importante era la “intención” expresada por ambos presidentes firmantes. La intención.

Haciendo un simple ejercicio de lógica, este documento firmado debe ser para el presidente (o debió de haberlo sido al momento de firmarlo), igual de importante. Si bien, sus cercanos dicen que “no implica la obligación de compra”, se reconoce “la intención” del presidente al firmarlo.¿O es que conscientemente firmó Lugo un acuerdo para no cumplirlo después?.

Que jurídicamente obligue o no, es cuestión de juristas. Pero de que el presidente estampó su firma, lo cual implica mínimamente “su intención”, la estampó. Firmó el acuerdo. Acordó vender las propiedades en un monto 20 millones de dólares superior a lo que debe ser. Aceptó la compra de un inmueble que representa para el estado un grave daño patrimonial, incluida una grosera depredación a parte de nuestros escasos bosques naturales.

Que se “haya frenado totalmente el proceso para dilucidar cualquier irregularidad”, lo cual como decisión desesperada anuncian ahora, no basta. Desde luego que no basta. Decir “ya que nos pillaron, paramos”. Su intención, señor presidente, considerando que para usted su firma sí valga, era que la compra se efectúe.

Y una acción de esta naturaleza contra el Estado, por negligencia, desconocimiento o por voluntad, permítame disentir con usted señor presidente, es cualquier cosa, menos un “vyvrorei”.

Y hablando de “acuerdos”, ¿que pasó con los famosos acuerdos firmados con Chávez que hasta ahora no fueron remitidos al congreso?. O es que también el presidente venezolano vino hasta acá para firmar una sarta de “vyroreis” por eso no vale la pena informar a la ciudadanía, en honor de la transparencia que pregona su gobierno, qué contienen dichos acuerdos.

Entonces, los acuerdos que firma el presidente, ¿valen o no valen?. Y, ¿por qué firmó, señor presidente, un “vyroreí”?. Si usted no valora su firma, entonces quién.

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